Muy pronto, en 1959 había sido dirigida ya por Kurt Jooss en Essen; y cuatro años más tarde vuela a Nueva York: tenía sólo 19 años. Sigue allí estudios con la Julliard School; baila en el Metropolitan y en la New York City Opera, siendo influenciada por la obra de Martha Graham.
Vuelve a Alemania reclamada por Kurt Jooss en 1961. Hace el ballet inaugural en su carrera: Fragment en Essen. Luego hace una coreografía para la ópera Wuppertal, que será su destino definitivo, al que se le asocia su nombre por su trabajo ininterrumpido hasta 2009. En efecto, Pina Bausch ha sido directora del teatro de baile de su mismo nombre, situado en la ciudad de Wuppertal. Sus versiones de Gluck y su novedoso Café Müller, 1978, llamaron la atención en Europa.
Sus espectáculos han pasado por París, Madrid, Río de Janeiro, Nueva York o Tokio; por todo el mundo (cf. Sitio oficial de Pina Bausch). Muchas de sus obras se han difundido por vídeo y DVD, por lo que hoy puede conocerse bien sus trabajos más importantes. Su película El lamento de la emperatriz, de 1990, muestra bien la forma de representación de Pina: lentitud en los movimientos, reiteraciones rituales, peso de la palabra crítica, reflejo de la violencia social, evocación de la belleza.
Fue la figura más destacada de la danza alemana, y una de las mayores de la danza internacional hasta su muerte. Recibió el premio Goethe en 2008. Falleció repentinamente de cáncer, a los 68 años, el 30 de junio de 2009, cuando desarrollaba con su grupo la pieza "Como el musguito en la piedra ay , si, si , si" un fragmento de la canción Volver a los 17 de la cantautora chilena Violeta Parra, que inspiró a Pina en su última visita a Chile.
En 2011, un gran amigo, el cineasta Wim Wenders, rodó la película Pina, sobre su coreografía; para Wenders, a través del movimiento corporal, "Pina era capaz de que todo cobrase vida, le bastaba con interrogar a sus bailarines y esperar a sus respuestas.1
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