La película, que es la continuación de Tropa de elite, lanzada en 2007 por el mismo director Padilla, esta vez además de la violencia de los narcotraficantes de las favelas de Río de Janeiro ha abordado un tema que quema: el de la nueva violencia protagonizada por las milicias, compuestas por ex policias y ex militares que, nacidas bajo el pretexto de proteger a las comunidades de favelados de la violencia de los traficantes de droga, se han convertido en una violencia mayor si cabe por sus connivencias con el poder político y judicial. Las milicias consiguen hasta modificar sentencias judiciales y elegir diputados en el Congreso Nacional subvencionando sus campañas con el dinero de la violencia y de la droga.
Si se considera que cuando salió la famosa película Doña Flor y sus dos maridos, existían en el país el doble de salas de cine que hoy, los críticos consideran que Tropa de Élte 2 es un fenómeno hasta ahora único en el cine brasileño y que será difícil de superar en mucho tiempo.
Las personas salen del cine mudas, sin conseguir proferir palabras por el fuerte impacto que produce la terrible denuncia presentada en el film. Su director Padilla ha explicado que aunque la realidad de la violencia y de la complicidad política con los traficantes de droga es "superior aún a la que presenta el film", el impacto en el celuloide es muy fuerte porque posee además los ingredientes de la ficción.
Las escenas del enfrentamiento entre las fuerzas especiales del Ejército y la tropa de élite del BOPE (Batallón de Operaciones Especiales) fueron filmadas en la favela de Dona Marta en el centro de Rio, con 60 policías verdaderos, dos helicópteros del Ejército y armas de alta precisión con tal realismo que la gente del lugar creyó que se trataba de una verdadera guerra entre policias y traficantes y salieron corriendo.
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