El movimiento se desarrolló alrededor de un círculo de críticos cinematográficos que se agrupaban en torno a la revista Cinema, entre los que se encontraban Michelangelo Antonioni, Luchino Visconti, Gianni Puccini, Giuseppe de Santis y Pietro Ingrao. Lejos de abordar temas políticos (el director de la revista era Vittorio Mussolini, hijo de Benito Mussolini), los críticos atacaban las películas que dominaban la industria de los tiempos. Por oposición a la escasa calidad de las películas de la época, algunos críticos consideraban que el cine debía mirar hacia los escritores realistas de principios del siglo.
Los neorrealistas fueron fuertemente influenciados por el realismo poético francés. De hecho, tanto Antonioni como Visconti trabajaron en estrecha colaboración con Jean Renoir. Por otro lado, muchos directores neorrealistas habían madurado trabajando en películas caligrafistas, si bien dicho movimiento era notablemente distinto al neorrealismo. Se pueden encontrar elementos emparentados con el neorrealismo, igualmente, en las obras de Alessandro Blasetti y en los documentales de Francesco de Robertis. Los precursores más significativos del neorrealismo fueron Toni, de Renoir, de 1935 y la película 1860, de Blasetti, realizada en 1934.
El neorrealismo adquirió resonancia mundial por primera vez con Roma, città aperta, primera película importante realizada en Italia tras el fin de la guerra. A pesar de la presencia de muchas características ajenas al neorrealismo, reflejaba claramente la lucha por la existencia que los italianos libraban día a día bajo la ocupación alemana de Roma, haciendo lo posible por resistir a la ocupación. Los niños juegan en la película un papel clave, y su presencia al final del film es indicativa de su papel general en el neorrealismo: como observadores de la dificultad del mundo de hoy que tienen la llave del futuro.
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