miércoles, 28 de julio de 2010


La Revolución de los Claveles (en portugués: Revolução dos Cravos o, mucho más frecuentemente, O 25 de Abril) es el nombre dado al levantamiento militar del 25 de abril de 1974 que provocó la caída en Portugal de la dictadura salazarista que dominaba el país desde 1926, la más longeva de Europa. El fin de este régimen, conocido como Estado Novo, permitió que las últimas colonias portuguesas lograran su independencia tras una larga guerra colonial contra la metrópoli y que Portugal mismo se convirtiera en un estado de derecho liberal.

En febrero de 1974, Caetano es obligado por la vieja guardia del régimen a destituir al general António de Spínola y a sus apoyos cuando trataba de modificar el curso de la política colonial portuguesa, que había llegado a ser demasiado costosa para el país. En ese momento, una vez que se hacen visibles las divisiones existentes en el seno de la élite del régimen, un misterioso Movimento das Forças Armadas (MFA) elige llevar adelante una revolución. El movimiento nace secretamente en 1973 de la conspiración de algunos oficiales del ejército, primero preocupados por cuestiones profesionales, pero que se politizan por el empantanamiento de la guerra colonial. El 25 de abril de 1974, a las 0.25, la Rádio Renascença transmite Grândola, Vila Morena, una canción revolucionaria de José Afonso, prohibida por el régimen. Es la señal pactada por el MFA para ocupar los puntos estratégicos del país. Seis horas más tarde el régimen dictatorial se derrumba.

A pesar de los continuos llamamientos radiofónicos de los capitanes de abril (del MFA) a la población para que permaneciera en sus hogares, miles de portugueses ganaron las calles mezclándose con los militares sublevados. Uno de los hitos de aquellas concentraciones fue la marcha de las flores en Lisboa, caracterizada por una multitud pertrechada de claveles, la flor de temporada. Ese es el origen del nombre dado a esta revolución incruenta que, no obstante, arrojó un saldo de 4 muertos ocasionados por los disparos de la policía política contra manifestantes civiles. Caetano se refugió en el cuartel del Carmo, en Lisboa, que fue cercado por el MFA, lo cual lo obligó a aceptar entregar el poder al general Spinola, para evitar que el poder caiga en la calle. Caetano partió inmediatamente al exilio en Brasil.

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